Los estadounidenses habían ido a buscarlo días antes de ser extraditado, lo convencieron de entregarse a las autoridades de ese país y negociar. Joaquín el Chapo Guzmán jamás volvió a ver a su familia. Había cavado su propia tumba. Era 2016. Tenía 59 años, mujer y diez hijos. Nunca intuyó lo que le iba a pasar, de lo contrario se habría despedido de su familia y su madre, Consuelo Loera.
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