Manuel Figueroa El gobierno dominicano ha dado un sorpresivo giro a su política internacional conservadora, para asumir posiciones frontales hacia otros países con los que tradicionalmente conservaba buenas relaciones diplomáticas. La situación se evidencia ahora con reacciones radicales hacia Haití y Nicaragua. Pero sobre todo con esta última nación, que no ejerce mayores grados de atracción para República Dominicana en la geopolítica voraz de nuestra órbita.
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