En un inesperado giro de los acontecimientos, se ha registrado el lanzamiento de al menos 34 cohetes desde el Líbano hacia Israel, en el que se ha descrito como el mayor ataque de este tipo desde el año 2006. El hecho ha generado alarma en la comunidad internacional y ha llevado a Israel a tomar medidas para hacer frente a la situación.
El ejército israelí ha informado que ha respondido al ataque con un bombardeo en la región de la que provenían los cohetes, y que ha destruido al menos tres lanzadores de cohetes. Hasta el momento, no se han registrado víctimas ni daños materiales, aunque se ha ordenado el cierre de escuelas y carreteras en el norte del país.
El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, ha calificado el ataque como "inaceptable" y ha prometido que su país "responderá con fuerza" para proteger a sus ciudadanos. Por su parte, el presidente libanés Michel Aoun ha condenado el ataque y ha asegurado que su gobierno "no permite el uso del territorio libanés para atacar a otros países".
El incidente ha aumentado la tensión en una región ya de por sí conflictiva, y ha llevado a la comunidad internacional a pedir una solución pacífica al conflicto. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha llamado a todas las partes a la moderación y ha ofrecido la mediación de su organización para ayudar a resolver la situación.
El ataque ha sido atribuido a grupos palestinos que operan en el Líbano, aunque todavía no se ha confirmado oficialmente su autoría.
CP (efe, afp)
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