La virtual declaración de guerra de Putin


 

De acuerdo a la concepción rusa del mundo, desde las 20:38, hora de Moscú, del lunes 21 de febrero de 2022, existen dos nuevos países. A esa hora, Vladimir Putin firmó el reconocimiento de los enclaves secesionistas de la República Popular de Luhansk y de la República Popular de Donetsk, ambas dentro del territorio de Ucrania. Poco después, ordenó a sus tropas ingresar a esos territorios como “fuerzas de paz”. Un acto que está muy cerca de desatar el peor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Ya en la madrugada, los tanques rusos comenzaron a cruzar la frontera y moverse dentro del territorio separatista sin que estuviera claro si van a continuar el avance por el resto de esas provincias que están en manos del ejército ucraniano o si se trata directamente del comienzo de la invasión del país como viene amenazando Putin desde hace meses. Rusia ya tiene preparada una fuerza envolvente de 180.000 soldados, miles de tanques, aviones y cohetes alrededor de Ucrania dispuesta a invadir a esa república para evitar un giro del gobierno de Kiev hacia la Unión Europea y la consecuente adhesión a la OTAN, la organización militar occidental respaldada por Estados Unidos.

Con este propósito, el Kremlin apoya desde 2014 -en forma paralela a la invasión y anexión de la península de Crimea- en el hasta entonces territorio soberano ucraniano, a grupos separatistas que declararon su independencia del gobierno central de Kiev. Ahora, dio un paso más. Realizó un acto de “falsa bandera” para reconocer la independencia de los dos enclaves y presentar una virtual declaración de guerra contra Ucrania.

La división entre estos miniestados y el gobierno central ucraniano no surgió por una cuestión territorial, del idioma o la etnia, sino como una rémora de la Guerra Fría. Putin está convencido de que Ucrania no puede tener una política independiente ni aspirar a integrarse a las democracias europeas. Considera a este país, independizado tras la disolución de la Unión Soviética, como parte de su “patio trasero”. No puede salir de la órbita de Moscú. Y tiene que ser así, de acuerdo al líder ruso, porque es vital para la seguridad de Rusia. Si Ucrania fuera admitida en la Unión Europea –algo que está muy lejos de suceder- cree Putin que se instalarían en ese territorio fuerzas occidentales hostiles.

Pequeños grupos de ciudadanos pro-rusos salieron a festejar en las calles de Donotsk (REUTERS/Alexander Ermochenko)
Pequeños grupos de ciudadanos pro-rusos salieron a festejar en las calles de Donotsk (REUTERS/Alexander Ermochenko)

Por ahora, hay apenas una línea fronteriza ficticia de unos 250 kilómetros entre las autoproclamadas repúblicas y Ucrania. Viven allí, unos 3,5 millones de personas en virtuales estados policiales. Todo está dividido por facciones armadas que responden a sus propios intereses. Reina una atmósfera nostálgica soviética con banderas rojas con la hoz y el martillo ondeando en las oficinas gubernamentales. En las oficinas, los funcionarios cuelgan retratos de Stalin e iconos cristianos ortodoxos. El conflicto, que comenzó allí hace ocho años, ya dejó 14.000 muertos y 1,5 millones de desplazados.

Dentro del territorio de las repúblicas todo es muy oscuro. Raramente permiten la entrada de periodistas occidentales. Las cúpulas militares y civiles que controlan el poder están formadas por ciudadanos rusos o pro-rusos controlados por “comisarios políticos” enviados desde Moscú. Hay evidencias de que se registran regulares y violentas purgas. Los cargos gubernamentales fueron ocupados por personajes de dudosa reputación que van desde el organizador de una estafa piramidal hasta un entrenador de perros.

Según esta gente, todo lo malo que ocurre en Luhansk y Donetsk es por culpa de Ucrania y lo bueno viene siempre desde Rusia. Entre los purgados más prominentes está el presidente de la República Popular de Donetsk, Aleksandr Zakharchenko, que murió en un atentado mientras cenaba en un restaurante en 2018, que cada bando atribuyó al otro. Ya en 2015 habían muerto en otro ataque con coche bomba varios comandantes paramilitares separatistas. Entre ellos, Aleksei Mozgovoi, un señor de la guerra prorruso apodado “el cerebro” que cayó junto a sus cinco guardaespaldas. Su segundo al mando de esas fuerzas, Pavel Dryomov, le envió un vídeo a Putin, culpando al bando prorruso de los asesinatos. “¿Es por esto que intervenimos? ¿Es por esto que morimos?”, le preguntó. Poco después también él fue asesinado. El Ministerio del Interior ucraniano estima que al menos 200 personas murieron en las purgas organizadas por la GRU, la agencia de inteligencia militar rusa.

En este contexto, en la última semana se registraron en estos territorios separatistas una serie de episodios oscuros con ataques al propio bando para culpar al enemigo. El domingo por la noche, el ejército ucraniano emitió un comunicado en el que decía que los separatistas apoyados por Rusia habían abierto fuego con artillería pesada contra su propia capital “con el objetivo de culpar a los militares ucranianos.” También comenzaron la evacuación de “unas 700.000″ mujeres y niños ante “un inminente ataque ucraniano”. Mientras “descubrían” un coche bomba que estaba estacionado en la ruta que recorrían los autobuses que transportaban a los evacuados.

El nuevo líder de la República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, denunció que una explosión había afectado el gasoducto de Druzhba. En Moscú aseguran que el jueves cayó un misil ucraniano en el territorio ruso fronterizo de Rostov. Otro proyectil cayó en una guardería en Stanitsa Lugaganskaya, en territorio ucraniano. Varias oficinas del gobierno y el Banco Central ucraniano recibieron un duro ataque informático. El presidente de la Duma, el parlamento ruso, aseguró que Ucrania está provocando “una gran guerra” y que es obligación de Moscú detenerla.

El reconocimiento de la independencia de las dos repúblicas fue la última gota en este mar de provocaciones. Tras el anuncio, Putin pronunció un largo discurso televisado en el que acusó a Ucrania de ser una “marioneta” de Estados Unidos y dijo que sus ciudadanos estaban siendo maltratados por su gobierno. “En cuanto a los que capturaron y se aferran al poder en Kiev, exigimos que cesen inmediatamente la acción militar”, dijo Putin. “Si no es así, la responsabilidad total de la posibilidad de que continúe el derramamiento de sangre recaerá plena y enteramente en la conciencia del régimen que gobierna el territorio de Ucrania”. Muy claro, para el presidente ruso la cada vez más cercana invasión de Ucrania será culpa de Ucrania.

Fuente: infobae

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