Opinión: Darse permiso para la felicidad


 

Dr. Octavio Féliz Vidal

«Darse permiso para la felicidad es la mejor venganza, luego de padecer con una relación abusiva».

La felicidad se asume como escurridiza y sólo lograda en los cuentos infantiles. Vista como algo lograble y objetiva no con los estereotipos de las películas o los estándares que la sociedad quiere mostrar: podemos ver la felicidad como ese derecho a tener una familia funcional, con buena jerarquía y comunicación sana y eficaz entre sus miembros.

Si vamos a una relación de pareja aspiraríamos a no ser abusados y a recibir respeto. Tener derecho A una comunicación congruente; sin abuso verbal, ni psicológico y una comunicación sin crueldad, ni sarcasmos.

La felicidad en las relaciones no tiene que ser ni subjetiva, ni etérea. El respeto se puede medir objetivamente y la equidad también. El equilibrio entre lo que doy y recibo me hace sentir que en una relación no soy explotado o que me abusan. Asumimos que hay muchas cosas que dar en una relación como sería afecto, amor, dinero, respeto y la actitud, práctica de reciprocidad y tiempo.

Con los amigos podemos cosechar relaciones justas o injustas; o podemos recibir respeto o desconsideración. Podemos ser expoliados y parasitados por otros que sólo exigen de nosotros; pero no son recíprocos. No están disponibles, no tienen tiempo para nosotros o no pueden ser atentos a nuestras necesidades y deseos. No hay un balance relacional.

Si logramos un balance y equilibrio en nuestras relaciones nos acercamos a la felicidad.

En las relaciones de codependencia que se dan en relaciones de pareja, o con hijos con adicciones o hijos especiales a los que sobreprotegemos, o con parejas de las que dependemos emocionalmente y recibimos abuso: podemos tener niveles de codependencia donde dependemos de la otra persona emocionalmente y le queremos resolver sus problemas; aún siendo injustos con otras personas que nos rodean. En las relaciones de codependencia se experimenta mucho dolor y sufrimos por la vida del otro. Queremos cubrir sus errores y vivimos excusando sus malas conductas.

Atreverse a ser feliz y darse permiso a la felicidad implica una decisión de hacer nuestras relaciones más justas, respetuosas y equilibradas. Requieren cambios en nosotros y permitir que los demás vivan sus vidas y no querer controlar las vidas ajenas. Ponerse límites y reclamar respeto y equilibrio en las relaciones y procurar el amor basado en la libertad y en ser capaces de iniciar el proceso de la felicidad en amarse a si mismo y en reforzar la propia autoestima.

Vía: https://lalupadelsur.com/

Autor: Médico terapeuta y familiar
Profesor de la UASD Recinto Barahona
Para citas al 809 862 4882

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