Yadimir Crespo
“A veces tomo los juicios de otras personas y me engaño, como enviar tropas a Santo Domingo; pero el hombre que me engañó fue Lyndon Johnson, nadie más”, comentaba el propio Johnson a través del teléfono, “yo lo hice”.
Abes Fortas y Robert McNamara escuchaban atentamente los lamentos del extinto presidente de Estados Unidos al notar que sus planes de intervenir en la guerra civil de 1965 y proteger a ciudadanos estadounidenses no estaban saliendo como esperaba.
A pesar de su arrepentimiento, Lyndon B. Johnson aseguró a sus interlocutores que “haría lo mismo en este mismo segundo si recibiera un telegrama del embajador Sánchez”, de acuerdo a cintas de la Casa Blanca, publicadas en 2015, que confirmaban que la motivación de la intervención era evitar una toma de poder comunista.
Esta llamada ocurre un mes más tarde de que sucediera lo que diera origen a la segunda invasión norteamericana. Se trata de la Guerra de Abril, significativa gesta que hoy conmemora 56 años.
Hombres y mujeres, sin importar edad o posición social, se unieron de forma armada en la búsqueda del retorno de la democracia tras el derrocamiento de Bosch en 1963.
Pasado el mediodía del 24 de abril de 1965, José Francisco Peña Gómez anunció por la radio, a través del programa “Tribuna Democrática”, que había iniciado la revuelta militar.
Los campamentos militares 16 de Agosto y 27 de Febrero se sublevaron contra el gobierno de facto del Triunvirato, encabezado por Donald Reid Cabral, y tiempo más tarde se les unió el Comando Escuela Hombres Rana.
No obstante, los miembros de las filas castrenses no se vieron solos, sino que también contaron con el apoyo de la ciudadanía que reclamaba el regreso de la Constitución proclamada por Bosch.
El gobierno, que más tarde pediría auxilio a Estados Unidos, no era el único contrincante de los constitucionalistas, sino que también se enfrentaban a los militares de San Isidro, comandados por Elías Wessin y Wessin.
Stafford Campbell, primer secretario y encargado de negocios inglés en Santo Domingo entre abril de 1963 y septiembre de 1965, era quien escribía.
Al amanecer, las calles de la ciudad estaban llenas de grupos clamando por Bosch, según la misiva de Campbell, con varas, palos y armas, civiles patrullaban las calles en camiones y los disparos eran incesantes en el centro de la capital dominicana.
Un aviso inmediato, categorizado como secreto, fue enviado con fecha 27 de abril advirtiendo a Reino Unido que los revolucionarios llevaban la delantera.
Narra que tras un mediodía “relativamente tranquilo”, al caer la tarde del domingo 25, un avión de la Fuerza Aérea atacó el Palacio Nacional y el puente Duarte, en donde se enfrentaban los constitucionalistas y las fuerzas de Wessin.
La marina, la cual se había mantenido al margen, se unió a las tropas de Wessin a media mañana del 27, ejecutando una operación combinada de artillería, bombardeos y ataques con cohetes y cañones.
Todavía el 28 de abril las luchas continuaban y “los muertos de ayer aún están en medio de la calle principal”, prevaleciendo una gran confusión.
La situación empeoró al anunciar que Bosch no sería candidato y el intento de Wessin de hacer ver que los estadounidenses estaban en el país como sus aliados.
Un segundo telegrama enviado a las 6:10 de la tarde denotaba preocupación, al punto que Campbell había decidido despachar a sus compatriotas.
“En estas circunstancias de completo desplome de la ley y el orden, estoy obligado a regañadientes a notificar a todos los súbditos británicos que deben aprovechar la oferta americana y evacuar hacia Puerto Rico”, expresó en la misiva.
El conflicto tuvo fin el 3 de septiembre de 1965, tras un largo proceso de negociación.
En el cuartel general del “gobierno rebelde”, Caamaño y su gabinete completo firmaron el Acta de Reconciliación. Mientras que Héctor García Godoy asumió la presidencia provisionalmente durante un año y llamó a elecciones el primero de junio de 1966.
Aunque se menciona poco en estas transcripciones, el coronel Caamaño fue el líder que guió a las masas durante este movimiento cívico-militar y es considerado como el héroe que restauró la soberanía de la República.
Asimismo, las primeras victorias de las que habla Campbell fueron gracias a los métodos de emboscada y sabotaje de los Hombres Rana, cuyas tácticas fueron enseñadas por veteranos de la Segunda Guerra Mundial presentes en el país.
A este grupo perteneció el hoy capitán de fragata Aníbal López, quien luego de sobrevivir a esta lucha, insta a los jóvenes a conocer su historia y mantenerla vigente para evitar que se repita.
“Los jóvenes nunca deben olvidar esta fecha y menos el sacrificio humano y material que conlleva un hecho como este (…) No se imaginan la sombra de tristeza que deja en la gente cuando siente que sus derechos no existen y que es sálvese quien pueda; es muy difícil que una nación así pueda sentirse nación”, señala López.
Via I Listin Diario
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